Trixia Valle, especialista en el tema del Bullying, habló el día de ayer durante el ciclo de conferencias del Plan de Inversión Educativa que organiza el Tecnológico de Monterrey, sobre este importante problema que aqueja a miles de niños en todo el mundo.
La especialista inició su charla con esta significativa frase de El Talmud: "El futuro del mundo pende del aliento de los niños que van a la escuela", lo que permite analizar qué tan importante es todo aquello que los niños experimentan en los colegios, así como el tiempo y la calidad del mismo que los niños invierten en ellos. Por lo anterior es necesario empezar a cambiar los entornos hostiles que origina el Bullying por otros más cordiales, en los que los niños no sientan ansiedad ni amenazas, en los que puedan crecer y desarrollar todo su potencial.
La palabra Bullying significa intimidación, y se estima que el 65% de los niños en México lo han padecido. El Bullying o acoso escolar se refiere a todas las formas de actitudes agresivas, intencionadas y repetidas que ocurren sin una razón clara. Estas acciones pueden ser tomadas por uno o más estudiantes contra otro u otros.
Aunque estas formas de intimidación siempre han existido en los entornos escolares, es vital remarcar que en nuestros días lo más alarmante de este fenómeno es que se ha extendido de forma exponencial, pues 7 de cada 10 niños lo sufren. Además, se presenta en edades más tempranas (5 años es la edad de inicio) y finalmente se nota una fuerte predisposición de los niños mayores a atacar a otros más pequeños e indefensos. Lo más terrible de todo esto es el elevado número de suicidios a los que conlleva el terror que sufre el niño o joven que está siendo atacado.
Trixia Valle habló sobre los orígenes de este problema, los cuales apuntan hacia la modificación del contrato social en el que hoy vivimos, el cual muestra una fuerte cultura de la impunidad, de la prepotencia y de la no denuncia. Remarcó que el Bullying no cesará hasta que las instituciones educativas, en mancuerna con los padres de familia, muestren mano dura y cero tolerancia a las agresiones.
Vivimos en una época de permisividad en la que todo es posible, en la que los límites y las normas se han transgredido, y en la que los padres y las instituciones han perdido su imagen de autoridad. Ello se ve reflejado en la mayoría de los medios de comunicación, mostrando producciones televisivas irresponsables, con contenidos plenos de antivalores que han fomentado la ansiedad y la violencia en los niños y jóvenes.
Como padres tenemos la alternativa de elegir lo mejor para nuestros hijos. Debemos evitar que sean partícipes de este tipo de problemática revisando lo que ven en televisión, en internet y los videojuegos que tienen, así como procurar que por lo menos antes de los 12 años no estén al tanto de noticias violentas o imágenes perturbadoras, inlcuidas en éstas, las eróticas que aparecen en ocasiones en horarios televisivos abiertos. No alimentemos el miedo ni la ansiedad en los niños permitiendo que nos escuchen hablar sobre crímenes o secuestros, pues los niños, al no saber manejar la ansiedad o el temor que estos temas les provocan, reproducen en sus entornos conductas negativas, y así el niño que es atacado ataca a otros, por lo que se hace una cadena sumamente destructiva en la sociedad.
La violencia en los niños inicia desde los juguetes y juegos "de villanos": armas, guerras, luchitas y pistolas infiltran las conductas negativas que toman fuerza con los antihéroes de algunas películas y caricaturas. En el caso de las niñas, existen algunas muñecas que promueven en ellas antivalores como la anorexia, la superficialidad, el egoísmo, la promiscuidad, etc. Lo anterior solamente es una alerta para que nosotros como padres revisemos cómo pasan el tiempo nuestros hijos, a qué juegan, con qué y con quiénes. Tampoco debemos tener miedo de mostrar autoridad y ser firmes en nuestras órdenes: si hemos prohibido determinado juego o juguete, debemos ser consecuentes con la decisión tomada. No temas imponer autoridad o ser disciplinado con tus hijos, eso es probablemente lo que necesitan.
Pero ¿cuándo es Bullying y cuándo es una travesura? La respuesta es muy simple. Si el niño que recibe la travesura no está pasándola bien, si no se ríe y su actitud ante la vida ha cambiado, se trata de Bullying y se debe actuar de inmediato. Normalmente el niño que padece los ataques no mira a los ojos, se joroba y maltrata a su vez a niños más pequeños o animales domésticos.
Por otro lado, el niño Bully es generalmente agresivo, no respeta las normas, viste de forma descuidada y no sabe controlar sus emociones. A este niño le gusta despertar miedo entre sus compañeros.
Cómo apoyar a combatir el Bullying
Te presentamos una serie de postales que puedes descargar para uso en redes sociales, en gadgets y en donde lo desees para que tengas siempre presentes los mejores consejos y ejercicios contra el bullying. ¡Descárgalos ya!
(Click en imagen para ampliar)
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Todos creemos entender el fenómeno del bullying. Nos hemos adueñado hasta de la palabra misma, retorciendo sus límites gramaticales; bulleándola.
El término en sí es un anglicismo adoptado y hace referencia al acoso escolar y a toda forma de maltrato físico, verbal o inclusive psicológico que se produzca entre compañeros de forma reiterada y a lo largo del tiempo.
Y es aquí donde empiezan los problemas para categorizar y entender un fenómeno que puede darse de un día para otro, desaparecer igual de rápido, o presentarse inclusive en los pasillos de la oficina, y no de la escuela.
Hay cyber-bullying y gay-bullying, pero el más reciente brote se llama brand-bullying y el regreso a clases es su época favorita del año.
CUBO DE BASURA
Fue el año pasado, durante una investigación llevada a cabo en el Reino Unido, que la Unicef encontró indicios de una nueva modalidad de acoso. Las víctimas del brand-bullying son aquellos que no tienen el último iPhone, el cinturón de moda o la más nueva consola de Xbox.
Brand-bullying significa, literalmente, acoso por marcas, lo cual no debería extrañarnos en un mundo netamente consumista. En el estudio, un niño británico de 14 años declaró que “no importa si vives en un cubo de basura. Si tienes un iPhone, o una Blackberry, entonces eres aceptado”.
Así, el salón se divide entre los que tienen y los que no, y esas carencias determinarán el rol que jueguen los estudiantes dentro de la sociedad, una réplica que construyen dentro del salón.
Pero lo más interesante de este nuevo tipo de acoso es el papel que están jugando los padres en ello.
Hoy vamos a compartir una Guía editada por el Defensor del Menor en la Comunidad de Madrid, que nos habla de uno de los temas de más triste actualidad: el bullying o maltrato entre iguales.
La Guía para padres
La guía se inicia con unas historias de chicos y de chicas, en las que nos describen a varios personajes de ambas historias y luego nos las cuentan a modo de cómic, por lo que se convierten en una buena herramienta educativa, no solo para nosotros, si no para que las usemos con nuestros hijos y les mostremos ambos casos.
Luego continua la guía definiendo lo que es el maltrato entre iguales o bullying, qué situaciones pueden considerarse como tal, quiénes son los participantes de estas situaciones y cuál es su papel.
En el siguiente apartado nos explican cómo actuar en caso de que sospechemos que nuestro hijo puede estar siendo víctima de una situación de bullying, y también cómo podemos detectar que está siendo víctima de maltrato, cuáles son las señales de sospecha.
También la Guía aborda el tema cuándo es nuestro hijo el que es el agresor, cuestión que también se debe tener en cuenta para saber cómo actuar, y también cuando es un mero espectador, que al contrario de lo que se cree, el ser un mero espectador fomenta el maltrato.
Finaliza con un apartado para que sepamos cómo actuar en caso de que siguiendo todas las pautas que nos indican, nuestro hijo siga siendo víctima del maltrato y un apartado de conclusiones muy acertadas.
Por todo ello os recomiendo a todos los que seáis padres que la leáis, y que la compartáis con otros padres, que se aprenden muchas cosas.
Pese a los esfuerzos que las autoridades educativas dicen hacer para combatir la violencia y el acoso escolar; erradicar el Bullying de los planteles educativos y evitar que niños y jóvenes sigan siendo víctimas de una constante agresión física, verbal o psicológica por parte de sus compañeros, la falta de una política pública bien definida en torno al tema y diseñada por verdaderos especialistas en el área, impide el cumplimiento de objetivos y con ello, la protección a los infantes para quienes el ser objeto de conductas agresivas ha convertido su mundo en poco más que un infierno.
El trágico deceso del niño Maximiliano René Licona Pelcastre ocurrida en el municipio de Huasca de Ocampo, donde el menor de 12 años de edad se quitó la vida al no soportar más las burlas y agresiones por parte de sus compañeros, confirma de manera contundente, que los programas y acciones que se han implementado en Hidalgo para combatir el Bullying, se reducen al fracaso y que es urgente el redefinir las políticas a implementar nuevos métodos antes de que se sigan generando tragedias.
Para nadie es desconocido que autoridades educativas y diversas instancias oficiales, promueven en Hidalgo los programas de “vacunación contra la violencia”, que en las aulas se “capacita” a docentes y directivos de planteles para evitar el Bullying e incluso, que se han adoptado del Instituto Politécnico Nacional y de la Universidad Nacional Autónoma de México, “métodos” como el “violentómetro” para implementarse en sitios donde el acoso escolar es creciente.
Pero con el hecho de que un solo niño se quite la vida porque no soportó la violencia ejercida en su contra por sus compañeros –insisto-, es un fracaso de lo que se ha hecho y confirma lo mucho que se ha dejado de hacer.
De acuerdo a información revelada por la policía municipal de Huasca de Ocampo, el niño Maximiliano de 12 años de edad, decidió privarse de la vida en el barrio La Palma de la comunidad de Ojo de Agua, colgándose de un árbol, ante la imposibilidad de seguir soportando la violencia escolar de la que era víctima en la escuela secundaria 220 ubicada en la localidad de Santo Tomas donde cursaba el primer año.
Dejó una carta póstuma en la que narró los motivos que lo llevaron al suicidio, algunas de las agresiones que tuvo que enfrentar y dispuso de sus pocos bienes entre los que dejó como herencia un teléfono celular a su menor hermana.
La vida trágica del menor, que culminó con su muerte por asfixia mecánica según reveló la necropsia de ley, debe ser motivo suficiente para que las autoridades educativas asuman con la responsabilidad que merece, la necesidad de combatir de manera seria y urgente, la innegable violencia que persiste en las aulas de muchos planteles y que lleva a un incontable número de niños al sufrimiento y la afectación de su estima y sus emociones sin encontrar solución al problema del Bullying.
De nada servirá que se investigue el caso que costó la vida a Maximiliano René Licona y que se sancione a los responsables del acoso escolar, si no se asumen programas realmente efectivos para combatir el fenómeno del cual él es solo un ejemplo, pero que debe bastar para que quede claro que no se está actuando de manera correcta.
Un niño perdió la vida por Bullying, pero son muchos más los que seguramente viven un similar infierno al que él sufrió, por lo que urge protegerlos y salvarlos de un destino que podría ser tan fatal como el de Maximiliano.
Cuando los niños y adolescentes son intimidados en la escuela rara vez el asunto termina allí. Las repercusiones son muchas y a veces profundas. Comúnmente la relación de los niños con otros niños cambia. Los padres y, a veces toda la familia del niño se ven alteradas, a menudo a un grado insoportable. No sólo los niños pueden estar muy afectados por el acoso sufrido en la escuela, pero la posibilidad de tal daño es negado por aquellos que son ciegos a lo que puede suceder y sucede a un sinnúmero de niños y adolescentes que son víctimas en la escuela y reciben poca o ninguna protección. La represión del medio externo, genera cambios que causan displacer.
Todos, en algún momento de nuestras vidas, hemos viajado y experimentado las sensaciones que con ello vivimos. Viajar se puede convertir en una gran terapia para nuestra salud psíquica y física. Este sería el motivo o la causa por la cual el estudiar fuera un año funciona como un elemento generador de placer en la persona; o en su defecto reductor del displacer. Un estudiante que decide abandonar su medio debido a las constantes privaciones, el agobio y las restricciones sufridas en su entorno. Emprender un cambio de residencia supone una modificación en su vida cotidiana (estrés, miedos) que va a influir en la conducta, es una renovación en la rutina que afecta de forma favorable y beneficiosa tanto al cuerpo como a la mente, descubrir lo que no te gusta, aprender a salir adelante cuando surge un contratiempo haciendo que seamos más valientes y resolutivos, activamos nuestros sentidos y ponemos en nuestras vidas un poco de emoción, empaparnos de las culturas, costumbres, nuevas personas, nos hace ser más tolerantes y receptivos, de forma que nos ayuda a fomentar la empatía; abrir el alma a nuevos mundos, aprender del entorno y de todo aquello que se cruza en nuestro camino; conocer nuevos olores, sabores agudizando nuestra curiosidad.
Todos estos cambios que experimentamos en el interior, es a la vuelta de nuestro viaje cuando los notamos de forma más intensa. El principal aspecto de la función psicológica consiste en equilibrar las limitaciones y carencias de la vida cotidiana. Lo cual da una perspectiva de posibilidad, de crecimiento y de progreso.
Por ello, ante un evento de bullying que hayan sufrido alguno de nuestros hijos, una gran alternativa para la superación emocional del problema, es mandarlos un año a estudiar al extranjero, para que ese cambio radical externo se manifieste también en el interior, y la mayoría de las veces funciona muy bien.
La empresa Edulinks cuenta con excelentes programas para realizar estudios en el extranjero que pueden ser de mucho interés para padres de familia que quieren apoyar a sus hijos ante un caso de bullying.