El Bullying tiene como definición aquellas actitudes agresivas, intencionadas y repetidas, que ocurren sin motivación evidente, adoptadas por uno o más estudiantes contra otro u otros, en general se le conoce como acoso escolar y se presenta en niños de todas las edades y estatus socio - económico. El bullying podría entenderse como un fenómeno social que se ha presentado desde hace mucho tiempo, no es un problema reciente, la diferencia es que hoy en día existen ciertos factores que fungen el papel de detonadores, tal como la evolución de la tecnología, el crecimiento exponencial de la población mundial, las abismales diferencias sociales, entre otras cosas que provocan que se presente de una forma más agresiva y constante.
Uno de los efectos del acoso escolar es que puede tener consecuencias tan graves como cambiar la personalidad de la víctima, puede hacer que las personas que normalmente son seguras de sí mismas dejen de serlo y se conviertan en personas con una autoestima baja, tímidas e inseguras, su confianza podría desaparecer por completo, evitando que se relacionen con otros por miedo a ser rechazados o agredidos provocando un aislamiento tal que puede derivar en severas depresiones. Una vez que una persona ha sido víctima del bullying, empieza a dudar sobre participar en situaciones en las que pueda ser, a su parecer ridiculizado por ejemplo, hablar en público, dar su opinión en círculos sociales.
Dentro de mi experiencia como capacitadora de Fundación en Movimiento, A.C., me he encontrado con una constante entre los niños de 3 a 12 años a quienes les he impartido la conferencia “Qué es el bullying” y la campaña “Ser buena onda siempre está de moda” La constante a la que me refiero y que permea entre la mayoría de los pequeños son los sentimientos de pena y la sensación de miedo que sienten con respecto a decirles a sus papás que están siendo víctimas de bullying o acoso escolar. ¿Miedo a que los regañemos? ¿Miedo a que se sientan incomprendidos y no escuchados? ¿Miedo a que nos burlemos? ¿Miedo a que los amenacemos con que les vamos a pegar si no se defienden?
Sin duda, esta es una situación que nos invita a ponernos muy alertas como padres y madres, ya que en la mayoría de los casos somos los últimos en enterarnos de que nuestro hijo o hija se encuentra sufriendo de acoso escolar.
Ahora bien, he aquí algunas cosas que podemos hacer como papás para que nuestros hijos confíen en nosotros y no guarden silencio ante el bullying.
Que nuestros hijos confíen en que los vamos a escuchar y no los vamos a regañar ni a juzgar y mucho menos a pegarles. Comunicarnos con nuestros hijos no sólo los previene del bullying o acoso escolar sino de muchos otros peligros.
Educando a nuestros hijos para que digan no al maltrato ni a la discriminación hacia su persona. Si desde casa fomentamos en los niños el respeto por sí mismos y cultivamos su amor propio, tendremos niños más felices y seguros de sí mismos.
Educando a nuestros hijos en el respeto y el cuidado hacia sus iguales, sus padres, sus hermanos, sus pertenencias, sus mascotas, al medio ambiente y a la autoridad. Que sepan que si cometen una falta, habrá una sanción.
Investigadores de las Universidades de Oxford, Warwick y Bristol y el University College de Londres enviaron cuestionarios a miles de familias con niños menores de 12 años entre 2003 y 2004. Seis años más tarde contactaron de nuevo con ellos para evaluar su salud mental.
Si los niños tenían hermanos se les preguntó si eran intimidados por estos. En concreto, el cuestionario decía: "Esto significa que cuando un hermano o una hermana intenta enfadarte diciendo cosas desagradables e hirientes, o completamente te ignora de su grupo de amigos, te golpea, da patadas, empujones, dice mentiras sobre o inventa falsos rumores acerca de ti".
Investigaciones anteriores han sugerido que las víctimas de acoso escolar entre iguales pueden ser más susceptibles a la depresión, la ansiedad y las autolesiones.
Este estudio es el primero en examinar si la intimidación por parte de hermanos o hermanas en la infancia provocan los mismos problemas psiquiátricos en la edad adulta temprana.
Al conocerse los resultados, una organización caritativa dijo que los padres deben hacer frente a la rivalidad entre hermanos antes de que aumente.
"Dos veces más probable"
La mayoría de los 7.000 niños consultados dijeron que no habían experimentado intimidación. De éstos, a los 18 años, 6,4% tenían síntomas de depresión, del 9,3% experimentaban ansiedad y el 7,6% se había autolesionado en el año anterior.
El estudio halló que los 786 niños que dijeron que habían sido intimidados por un hermano varias veces por semana eran dos veces más propensos a tener depresión, autolesionarse y sufrir ansiedad.
El pasado martes 20 de mayo murió el menor Héctor Alejandro, quien contando sólo con 12 años, fue brutalmente agredido por sus compañeros del turno vespertino de la Escuela Secundaria General número 7, que se ubica en la colonia Adolfo López Mateos de Ciudad Victoria, Tamaulipas, y quienes aseguraron que “estaban jugando”. El juego consistía en tomarse de pies y manos para hacer columpio y aventarlo contra la pared sin piedad alguna, esperando obviamente a que se golpeara… Incluso parte de la diversión para muchos niños y jóvenes, consiste en ver cómo la víctima reacciona ante las lesiones y se considera “tonto” al que no se aguanta y llora.
Esta es la vida de miles de niños y jóvenes quienes al haber vivido en un contexto, que promueve la violencia y el sexo a toda horas, y en todos lados, y por supuesto viola el artículo 4º constitucional que dice que “todo mexicano tiene derecho de vivir en un ambiente que favorezca su sano desarrollo”. Ja, ja, ja… a un ambiente escolar de este tipo, jamás se le podrá llamara “sano” en ningún sentido.
Así que platicamos con profesionales del tema como nuestra vecina, Trixia Valle, directora de la Fundación en Movimiento que, por cierto, acaba de cumplir tres años en la labor de combatir el bullying. También nos acercamos a algunos colegios de la zona y sus expertos, para conocer sus programas y algunos consejos que podemos utilizar en casa.
Una broma constante
Tres son las “C” que definen al bullying, nos explicó Trixia: “Debe ser Constante, Contra alguien y Con intención. La constancia es lo que crea el problema de autoestima, de inseguridad, no es lo duro sino lo tupido.” Y agrega, “yo les digo que es como la tortura de la Edad Media: cae una gota y una gota hasta que se hace un hoyo en la cabeza o se volvía loca la persona. Una gota no hace nada pero todas las gotas te vuelves loco. El que te digan tonta, que a lo mejor es una palabra muy light para esta época, pero si te lo dicen diario, el problema es que empiezas a vivenciarte tonto y te empiezas hacer auto bullying. De lo que te dijeron afuera, te convences y empiezas alterar tu vida y más se burlan, más se ríen, más te dañan”.
¿Qué hacer como padres de familia?
Lo primero es el respeto, vivimos en una sociedad de tanto estrés, tan violenta. Se nos está volviendo común, incluso normal, el cómo nos hablamos, cómo nos manejamos entre nosotros. Como papás tenemos que regresar a la base de respetarnos unos a otros, respetar las diferencias, a los compañeros, a los vecinos y predicar con el ejemplo.
Tatiana Aguadé, psicóloga de la Escuela Sierra Nevada
Vincularnos profundamente con nuestros hijos. Balancear un contacto amoroso y al mismo tiempo firme. Brindar un ejemplo de honor y respeto en nuestras familias y en nuestra comunidad. Ser valientes y actuar para desescalar situaciones de violencia, la indiferencia es nuestro principal enemigo.
Eloísa Molina Arceo, Dirección de Investigación, Capacitación e Implementación Académica, Colegio El Roble
Comunicación constante con sus hijos, ante cualquier inquietud tener la confianza de que el colegio está dispuesto a escuchar lo que los padres necesitan. Los valores que se fomenten deben de ir en sintonía casa-escuela, formación en equipo. Si el colegio sanciona, como padres tomar la responsabilidad y enseñar a los hijos a asumir consecuencias.