El día sábado 18 de abril de 2015 se llevó a cabo en las instalaciones del Hotel Camino Real del Pedregal, la activación social con jugadores del primer equipo del Club de fútbol Santos Laguna, F.C. Fundación en Movimiento estuvo presente, derivado de la alianza que se firmó en días pasados con dicho club.
La cita fue a las 19:00 horas y fue cuando la convivencia con los jugadores dio inicio con unas palabras de bienvenida por parte de Jorge Cassani, quien dio una explicación y presentación de “Guerreros de Corazón”, el cual es un programa de responsabilidad social que tiene el Club Santos.
Por parte de Fundación en Movimiento, A.C., Mario Moreno Estrada, Gerente de Programas Antibullying, dio una pláctica acerca de la labor que realiza Fundación en Movimiento, qué es el bullying, cómo ayuda el deporte a combatirlo y lo que podemos hacer como padres de familia y sociedad para combatir este fenómeno.
Los jugadores Rafael Figueroa, Julio González y Jesús Escoboza que estuvieron presentes agradecieron el apoyo de la afición y elogiaron la labor que realiza Fundación en Movimiento.
A los 10 años, el joven que habla y quien prefiere no dar su nombre, no pensaba en las consecuencias que sus actos tenían sobre sus débiles víctimas, ni en lo mucho que eso marcaría sus vidas para siempre; en realidad, confiesa, “a esa edad no tienes conciencia de tus actos, es hasta después cuando te das cuenta de todo el daño que has causado, aunque ya sea muy tarde para repararlo”.
Sin importar cuánto suplicaran, cuántas lágrimas derramaran, ni lo mucho que dijeran que se querían suicidar, nada parecía detener a Martín (nombre ficticio) en sus momentos de fechorías. A los 10 años era un niño que lo tenía todo. No enfrentaba problemas familiares ni económicos, ni de algún otro tipo, incluso era buen estudiante. Nunca, mientras agredía a un compañero, se detuvo a pensar en el dolor que éste podía estar sintiendo. Cuando Martín era estudiante no había un nombre para definir el acoso que ejercía sobre otros; ahora sabemos que él cumple con las características de lo que el argot especializado llama Bully, palabra que se traduce al español como “matón”. Se trata del niño o adolescente que elige como objetivo a alguien vulnerable y dedica todas sus fuerzas y energía a hacerle la vida imposible.
Él es el responsable de que los niños no quieran ir al colegio, finjan enfermedades para evitar lo que les espera en la escuela o, en el peor de los escenarios, opten por privarse de la vida. Pero al igual que un niño que es buleado sufre, puede ser que el Bully también esté sufriendo y no sea capaz de expresarlo.
De acuerdo con cifras de la organización Educadores sin Fronteras, 43% de los niños entrevistados en una encuesta aplicada a 6 mil 180 alumnos, reconocieron agredir a sus compañeros en la escuela. A su vez, 38% de esos menores dijeron vivir una situación de violencia en sus familias o ser golpeados con objetos por sus padres. La estadística es el resultado de un estudio realizado en diversos estados del país. Para Joaquín Quintana, presidente de la asociación Convivencia sin Violencia, la marcada presencia de este fenómeno en nuestro país tiene que ver con la normalización de la violencia que vivimos.
He escuchado muchas veces que lo que les hace falta a nuestros niños y adolescentes es tener límites, límites para que crezcan como personas de bien ejerciendo bienestar para ellos y para su país.
En una ocasión recibiendo un curso de Educando para la Paz, el facilitador comenzaba con una pregunta ¿Que necesitan nuestros jóvenes para que no hagan Bullying?, muchos de los compañeros mencionaban que los límites claros de padres a hijos era la clave principal para que este fenómeno disminuyera dentro de los salones de clase.
Es en ese momento es donde nace mi duda y es por eso que me atrevo a escribir que no solamente hace falta poner límites a los hijos, desde mi experiencia profesional me he dado cuenta que antes del límite hay muchas opciones que podemos hacer para que nuestros niños crezcan como personas saludables, empatizando con el dolor ajeno, respetando a todo ser viviente de nuestro planeta y sobre todo que dejen de pensar que la violencia es algo normal y que al ejercerla sea algo divertido.
Cuando trabajo con los adolescentes esta temática de Bullying y ponemos en marcha la campaña de “Ser buena onda siempre está de moda”, los chicos pueden expresar todas las cosas positivas que ellos han hecho, y todo lo bueno que ellos pueden compartir. En esos momento me pregunto, ¿si ellos tienen tantas buenas ideas, buenos sentimientos hacia sus compañeros que es lo les hace pensar que el molestar es divertido?.
Mucho se ha escrito ya sobre las implicaciones éticas, morales y psicológicas que tiene el deplorable acto del bullying. No obstante, rara vez nos ponemos a reflexionar acerca de las consecuencias a las que esto nos lleva como sociedad y en concreto, como país.
Un estudio realizado por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) revela que México tiene el porcentaje mas elevado de bullying de entre las 34 naciones integrantes de dicha organización. Según el informe, 11% de los educadores mexicanos reportaron que al menos una vez a la semana sus estudiantes son victima de daño físico causado por la agresión entre alumnos, mientras que 30% estima que hay intimidación o abuso verbal entre compañeros de clase.
Lo anterior es alarmante pues, según el mismo estudio, esto impide el correcto desarrollo del aprendizaje y puede llevar en algunos casos a la deserción académica o inclusive e suicidio.
Es importante aclarar que aunque el documento denominado Estudio Internacional sobre la Enseñanza y el Aprendizaje (TALIS) no tiene por objetivo medir, estimar o analizar el bullying, sí lo contempla como uno de los elementos que inhiben el desarrollo educativo.
Los beneficios y la importancia de la educación para una población son conocidos por todos; permite alcanzar mejores niveles de bienestar y de crecimiento económico; posibilita la movilidad social contribuyendo a reducir la desigualdad, fortalece el Estado de derecho impulsando el progreso democrático, vigoriza los valores de una sociedad y conlleva al desarrollo de nuevas tecnologías.
Hoy en día vivimos en un mundo en creciente globalización en donde la competitividad es el nombre del juego. A pesar de ser la 10° economía del mundo, en el 2014 , México se ubicó en el sitio número 61 de un total de 148 países que figuran en el Índice de Competitividad Global, cayendo seis escalones con respecto al año pasado.
De acuerdo con el “Reporte de Competitividad Global 2014-2015” del Foro Económico Mundial, entre los países que están mejor situados que México se encuentran asiáticos, como Kazakstán (50), Azerbaiyán (38) y Omán (46); africanos como Sudáfrica (56) y Mauricio (39); e inclusive centroamericanos como Costa Rica (51). Todos ellos tienen una menor participación para el desarrollo mundial que la economía mexicana y sin embargo se posicionan como más competitivos.
Entre las razones dadas para este debacle figura un entorno educativo que no cumple con el conjunto de habilidades que la economía mexicana exige, y el bajo nivel de implantación de tecnologías, que es fundamental para la transformación.
No es casualidad que los países emergentes que más han avanzado en competitividad y bienestar de su población en los últimos años, son los que mejores resultados han tenido en la arena educativa , y no cabe duda de que la calidad del ambiente educativo es determinante.
Hola así como lo dice el título, el actuar de manera asertiva puede ser una gran herramienta para ti y para tus amigos y evitar ser víctima de algún acosador.
Probablemente no sepas de qué te hablo, es por eso que primero te voy a explicar que es ser asertivo. Ser una persona asertiva es el punto medio en donde la forma de resolver un conflicto, no es ni agresivo ni pasivo, es decir, no actúas con violencia ni te sometes ante ninguna persona, pero sí expones tus puntos de vista, tus convicciones y defiendes tus derechos.
Ser asertivo no es fácil y no todos tenemos esa buena manera de comunicarnos, pero es una actitud que se puede aprender, siempre y cuando nos hagamos conscientes de ello. Al perder el temor de expresarnos y conocer nuestro interior, se puede poner límites de una forma tranquila, segura y sin violencia. Así, la persona que busca incomodarte se topará con una barrera de amor propio y seguridad que puede inmovilizarlo.
Pero no sólo basta con expresarte, es necesario tener una buena posición corporal. Te voy a dar unos tips que son muy útiles para acompañarte en tus palabras:
Hoy les quiero contar sobre algo positivo. ¿Qué es? Que sí se puede frenar el bullying, aunque muchos creen que es algo imposible hacer que un joven o una señorita pongan un alto al agresor ante un acoso escolar sin utilizar la violencia, es un error.
Hace unos meses conocí a la señora Rosalinda en una conferencia que dimos en el jardín de niños Mónica Pretelini donde iba su hijo, posteriormente ella nos invitó a dar una conferencia en un movimiento donde participa, en el que asistieron sus hijos Roberto de 5 años, Astrid de 18 años y Dana de 7 años, ahí escucharon la conferencia: ¿Qué es el bullying? Se les enseñó a hacer la “Posición de Guerrero”, que consta en sacar la voz del diafragma para poder decir “basta” ante las injusticias y “basta” al agresor de bullying, tal y como se muestra en el video.
Posteriormente en este mes que visitamos la escuela Prof. Francisco Ángel Vega Marchan, ubicada en el Municipio de Nicolás Romero en el Estado de México, Dana quien cursa segundo año de primaria recibió una mordida en su brazo por parte de uno de sus compañeros del salón de clases en la hora del receso, a lo cual ella reaccionó asustada y temerosa pues su compañero se volvió a avalnzar para volverla a morder. En ese momento ella recordó la “posición del guerrero” y dijo expulsando su voz desde el diafragma: “no me vuelvas a morder”, a lo cual el niño inmediatamente se hizo para atrás y Dana le dijo “te tengo que denunciar porque me lastimaste eso es lo que me enseñaron le voy a decir a la maestra” enseguida el niño comenzó a llorar para pedirle a Dana que no lo acusara. Ella por supuesto lo acusó, permitiendo así que las maestras hablaran con su agresor.