Jorge era nuevo en la escuela. Su tercer día como alumno de la Escuela Primaria Ford 117 apenas llegaba a la hora del recreo. Como siempre, la campana sonó a las 10:00 horas. Los salones se vaciaron y todos corrieron a formar sus grupitos en la cancha, bancas y rincones del piso en el patio. Jorge comía su lunch cuando tres niños, “grandes”, como él les llama, repentinamente se acercaron, lo jalaron, y a punta de groserías lo llevaron al baño. Ahí, entre los tres, le metieron la cabeza al excusado.
Al día siguiente, la maestra lo llevó al salón de sexto y, sin dudar los señaló: Samuel, Juan Manuel y Luis habían sido los responsables de que la tarde anterior llegara a casa con la camisa manchada de orina y con un olor hediondo y penetrante que de inmediato fue advertido por Nayeli, su madre.
“De camino a casa me di cuenta de que tenía la camisa manchada. Le pregunté qué había pasado y él sólo me contestó que tres niños grandes se la habían manchado a propósito. Al llegar, luego de que se cambiara el uniforme, vino a darme un abrazo y entonces lo olí; de la cabeza al pecho olía a orines”.
Durante años recientes en México, el acoso escolar o bullying se ha vuelto una práctica común que alcanza a todas las escuelas del Distrito Federal, Estado de México y el resto del país, declaró a la prensa Gabriel Rodríguez Zúñiga, coordinadora del Programa Escuela Sin Violencia de la Secretaría de Educación Pública capitalina.
Dicho programa dio a conocer en 2010 que en la ciudad existían alrededor de 32 escuelas con graves problemas de esta índole; 44 por ciento de los niños que fueron encuestados entonces en el programa, fueron víctimas de bullying y 98 por ciento ejerció, recibió y/u observó dicha violencia.
Al respecto, la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH), dio a conocer que 40 por ciento de la población estudiantil, o sea, 3 de cada 10 alumnos en el caso de la educación primaria, son víctimas de acoso escolar.
Ana y Pablo comparten la historia de Jorge. A Ana, un niño le golpeó la cara y la tiró al piso porque alguien más le dijo que ella había tirado su mochila a la basura. Esteban, el niño agresor, “no dijo ni agua va” y tampoco preguntó si era cierto, sólo la golpeó, relata Ivonne Vargas, madre de Ana e integrante de la Comisión de Valores de la Asociación de Padres de Familia (APF).
Sin especificar, Ivonne segura que la Escuela Primaria Federalizada Ford 117, en Naucalpan, Estado de México, alberga 12 investigaciones, de las cuales tres por hostigamiento escolar. Las ocho restantes “son quejas graves que pueden estar relacionadas con mal manejo de dinero por parte de la dirección o bullying”.
Lo de Pablo, comenta Ivonne, se torna más complejo, pues en este caso la violencia que sufrió el niño vino de la directora de la escuela, la profesora Isabel Chimal García.
“No saben por qué pasó, pero todo vino luego de que Luis le pidiera permiso a la directora para que Pablo pudiera entrar toda la semana 15 minutos después de la hora de entrada. Ella aceptó. Pero luego, por algunos problemas personales, a Luis se le complicó llegar con su hijo a tiempo”.
Entonces, la directora castigó a Pablo, lo puso, diariamente, a formular y responder, de los libros de texto, 120 preguntas durante un mes, aparte de la tarea del grupo. Cumplió los primeros días, pero luego le fue imposible. Eso originó que la directora decidiera regresarlo a 5º grado la primera semana, a 4º grado la segunda y, finalmente a 3º grado.
Ante la inacción de la dirección escolar y su “falta de disposición y capacidad para resolver los conflictos de la escuela”, los tres padres de familia han llevado su denuncia ante autoridades como la supervisión escolar de zona, el SEIEM (Servicios Educativos Integrados al Estado de México), órgano encargado de la educación estatal en escuelas federalizadas y la Comisión de Derechos Humanos del Estado de México (CODHEM), entre otras.
Sin embargo, dichas autoridades no han respondido satisfactoriamente a las denuncias realizadas. En la visitaduría de la CODHEM más cercana, la de Tlalnepantla, por ejemplo, “dejaron que se venciera el plazo de tres días que te dan para ratificar la denuncia y luego la cancelaron porque, según dijeron, yo ya no hice nada”, denunció Ivonne.
Y es que el principal obstáculo para la resolución de los conflictos es la directora, concluyeron Ivonne y Nayeli durante la entrevista con esta agencia sostenida cerca de la escuela, pues en el caso de Jorge, por ejemplo, “pedí la expulsión definitiva de los tres niños agresores porque el reglamento que nos obligan a firmar dice que a los alumnos que no guarden respeto y buena actitud hacia compañeros y maestros en las aulas, instalaciones y patio de recreo, serán sujetos a una sanción aplicada a criterio de la dirección dependiendo de la gravedad de la falta y ésta podrá ir desde una llamada de atención hasta una suspensión definitiva’.
Pero la directora se negó a cumplir con el argumento de que “es un reglamento interno sin validez ante las autoridades escolares”.
Los problemas sobre malversación de fondos y bullying que encierra la Escuela Primaria Ford 117 han llegado ya “a niveles muy altos”, pues días atrás Ivonne envió un par de cartas dirigidas a Enrique Peña Nieto, presidente de México, y Emilio Chuayffet, secretario de Educación Pública, servidores públicos que tampoco han respondido.
Al respecto y con la negativa de grabar la entrevista en su oficina, un cuarto pequeño de grandes ventanas transparentes que dan hacia el patio de la escuela, la profesora Isabel Chimal se limitó a descalificar las acusaciones, pues aseguró que dentro de la escuela “no existe tal cosa, sino algunas incidencias” que, dijo, opacan las buenas acciones que todo el año, excepto uno, el de la “incidencia”, se llevan a cabo en la escuela.
Sin tomar en cuenta que Ana, Jorge y Pablo, de acuerdo con Ivonne, “tuvieron repercusiones emocionales terribles” como la falta de ganas para ir a la escuela, miedo, vergüenza y tristeza, entre otras, la profesora Chimal García comparó a la escuela con una hoja blanca y a las situaciones que ella llamó “incidencias” entre niños con “un punto negro que sólo puede ver la gente negativa”.
En el documento de 2010 citado anteriormente, Gabriela Rodríguez Zúñiga agrega que entonces se logró la detención de casi 5 mil jóvenes agresores menores de edad y su consignación ante un juez penal por la comisión de delitos como acoso u hostigamiento escolar, aunque fue imposible precisar datos ya que el bullying no se tipifica como un delito.
Añadió que cerca de la mitad de esos detenidos fueron adolescentes de secundaria, quienes no pudieron ser consignados por menores de 18 años. Así mismo, 19 por ciento de los niños que llegan a cometer suicidio por bullying cursan la secundaria y, de ellos, 8.6 por ciento son mujeres.
Ahora Ivonne se encuentra en medio de un proceso de denuncia ante las autoridades escolares del SEIEM por falsificación de documentos oficiales, pues existe un acta en la que se le notifica que incurrió en una falta al pagar la cuota de reinscripción a un número de cuenta inexistente. Ella comprobó, con el recibo de pago sellado, que la APF aprobó el pago mientras que la dirección argumenta lo contrario, hecho que, a decir de Ivonne Vargas, lo hace “en colusión con el Jefe de Sector, Jorge Gutiérrez”.
Nayeli fue presionada por la dirección de la escuela para que abandonara las denuncias y realizara el cambio de escuela para Jorge. Luis y su pareja siguen en la denuncia y el proceso legal respecto a las agresiones contra Pedro por parte de Chimal García.
Finalmente, “todo lo que hacemos tiene como objetivo que nuestros hijos sepan que si de todo esto no logramos solucionar nada, por lo menos sí sepan que luchamos hasta el final por sus derechos y porque ellos fueran felices”, concluyó Ivonne.
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