En días pasados ha estado circulando un vídeo grabado en una escuela de la Ciudad de Hermosillo, Sonora. En este vídeo encontramos como dos compañeros de sexto de primaria (11 años aproximadamente) se pelean al grado de ponerse ambos en un estado iracundo y así el niño sale a recuperar fuerzas para regresar a atacar de nuevo a su compañera y ahorcarla hasta desmayarla.
Si bien, he visto en cinco años de dedicarme al tema del bullying, pleitos, empujones, pellizcos, gritos, groserías, niños contra niñas y viceversa… jamás había encontrado un caso que llamará así la atención por el sadismo y la crueldad que presenta. Después de casi matar a su compañera, el agresor sale campante y con un aire de triunfo como quien hubiera ganado el peso completo en un ring de box. El niño agresor y sus observadores no tienen ni el menor remordimiento de haber “casi matado” a otra alumna, e incluso tardan varios segundos en reaccionar para ir en auxilio de la agredida quien está inconsciente por casi un minuto.
Muchos culpan a los maestros, al reclamo de “¿Dónde estaban?”… Sin embargo, yo no podría hacer responsable a un profesional de la educación por la corrupción en los acuerdos de convivencia de 23 millones de niños que conforman el alumnado de nuestro país a nivel básico y medio básico. Yo, por el contrario, haría responsables a los que se han dedicado a corromper desde los súper héroes hasta las caricaturas… a aquellos quienes ponen escenas eróticas no aptas para niños a toda hora, a aquellos que en pro de una educación “neo liberal” han quitado las consecuencias de todo acto que cometa un alumno pues hoy no se puede ni llamar la atención, ni sacar del salón, ni reprobar, ni suspender, ni nada a un alumno “con derechos”.
La palabra discípulo se deriva de la palabra disciplina, lo que deja en claro que para educar debe cumplirse con reglas de respeto básicas para poder ser educado. ¿Simple no? Sin embargo, hoy parece que las reformas educativas están más preocupadas en comprar ipods y ipads que en garantizar que los alumnos convivan en un ambiente de respeto y cordialidad que fomente una sana convivencia entre ellos y permita el aprendizaje. Lo único que va a acabar con el bullying es el temor a las consecuencias al presentar un mal comportamiento. ¿Cuándo nos vamos a dar cuenta que hoy los niños se ríen de reglas, reglamentos, directores y autoridades porque saben QUE NO PASA NADA”? Basta ya. Estamos siendo cómplices de que nuestros niños no sepan diferenciar entre el bien y el mal y que sepan que pueden hacer lo que les venga en gana con la cantaleta de: “pues nadie me puede correr”.
Considero que el 22 de octubre de 1921 la educación en México recibió un gran acierto cuando José Vasconcelos creó la Secretaría de Educación Pública, misma que recibió con un 96% de analfabetas y ya para 2011 el Maestro Alonso Luajambio (q.e.p.d.) reportó que ya sólo hay en México un 6% de analfabetas… ¡Algo se hizo bien para lograr en menos de 100 años este importante logro educativo! Ahora, por qué queremos que los niños voten y den su opinión para ver si se van a portar bien y a estudiar… ¿No nos damos cuenta que estamos creando la peor generación de anarquía que jamás se ha visto en México? ¿Por qué nos da miedo educar y formar? ¿Realmente estamos dispuestos a pagar el precio de tener niños asesinos?
Vamos. Por favor. De una vez y para siempre NECESITAMOS DISCIPLINA, REGLAS Y AUTORIDAD. Los niños nos lo piden a gritos.