bull491 inclusion

“Trata a un ser humano tal como es y seguirá siendo lo que es; trátalo como puede y debe ser, y se convertirá
en lo que puede y debe ser.”
Johann Wolfgang von Goethe

Es un hecho que la discriminación sigue existiendo y afectando a diversas personas que la viven día con día en la calle, escuela, trabajo, establecimientos comerciales, restaurantes, lugares de entretenimiento e incluso en redes sociales, páginas de internet, etc., por lo cual el hablar de este tema en la actualidad va más allá de pertenecer o no a un grupo en específico, de tener alguna discapacidad, color de piel, clase social, etnia, religión, etc., todo esto es algo que conocemos, nos han explicado, hemos oído hablar, hemos visto o hemos vivido, a veces de manera muy evidente y otras veces difícil de reconocer; pero a pesar de que ya se conoce tanto de este tema, la discriminación sigue existiendo y lo más problemático es que se genera desde edades muy tempranas.

En la escuela se le conoce como exclusión y si éste llega a ser contra un alumno o alumna en específico y es constante en el tiempo, se le conoce como bullying de exclusión. Los comentarios y actitudes que toman los y las alumnas con respecto a no incluir a compañeros en trabajos, juegos y receso se tienden a tomar como normales sobre todo por los docentes, padres y madres de familia que, en lugar de fomentar la inclusión como una forma de bienestar para el clima escolar, lo toman como comportamientos normales e incluso justifican esas actitudes.

Lamentablemente es a partir de las diferencias que se comienzan a tener comportamientos y actitudes que excluyen a los demás; los y las alumnas lo demuestran con las actitudes mencionadas previamente e incluso con comentarios que lastiman a otros y no se dan cuenta que sus acciones y palabras tienen consecuencias para la persona que las recibe. En Fundación en Movimiento nos hemos encontrado con alumnos y alumnas que nos dicen que no incluyen a alguien porque les cae mal, por su físico, por su forma de hablar, de vestir e incluso porque sus papás y mamás les dicen que no se junten con alguien en específico; por otro lado cuando preguntamos qué hacen los docentes al ver esto, la mayoría de las veces la respuesta es nada o los ponen en el equipo que los alumnos querían estar desde un inicio, esto en lugar de ayudar, fomenta que siga existiendo la exclusión.

Con lo cual queda preguntarnos ¿podemos hacer algo ante esta situación?, la respuesta es sí y con el simple hecho de vivir día con día la inclusión, es decir, incorporarla como un estilo de vida en la escuela y en el hogar para que posteriormente se vea reflejada en los diversos ámbitos. Incorporarla en la escuela tiene que ver desde darse cuenta de las actitudes mencionadas previamente y el lenguaje que se utiliza, a partir de ahí se puede generar en los y las alumnas conciencia de la importancia de aceptar, respetar e incluir a todos sin importar las diferencias, ya que todos somos diferentes pero no por eso se va a justificar que se discrimine o agreda, si los docentes logran fomentar la inclusión como una forma de vida en los salones de clases y en toda la comunidad escolar, se verá reflejado en el ambiente el cual será de respeto y paz que conllevará a un bienestar personal y social.

¿Cómo fomentar la inclusión?

  • Sé congruente y evita las etiquetas, esto será de gran ayuda para que los niños, niñas y adolescentes entiendan la importancia que tienen sus palabras y sus acciones.
  • Sé un ejemplo: no le puedes pedir a ellos que incluyan a los demás si tú como mamá o papá no los incluyes,
  • Respeta a todos los que te rodean: aún con las características que nos hacen diferente, no puedes pedir que respeten a los demás si tú no lo haces,

“Nuestros hijos son nuestros espejos, nuestros maestros”

Actualmente se necesita poder desarrollar la grandeza interna, se necesita que todos nos volteemos a ver para reconocer cómo estamos actuando y qué estamos diciendo, ya que es a partir de uno mismo que se pueden generar cambios y sobre todo poder guiar y educar desde una perspectiva de paz e inclusiva a los niños, niñas y adolescentes. Debemos tener un acercamiento diferente a cada una de las personas sin importar sus necesidades, capacidades e intereses y garantizar que todos tendrán una educación de calidad tanto en la escuela como en el hogar.

La premisa que debemos tener siempre es que la inclusión es para todos, no solo para grupos específicos, ésta abarca a todos por igual desde una perspectiva de respeto, amabilidad y generosidad, desde un punto de vista en el que cada vez que voltees a ver a alguien y antes de decir o hacer algo que lo pueda lastimar, es detenerte y reconocer que estas ante otro ser humano que podrá no parecerse a ti en muchos aspectos, pero se merece el mismo respeto que tú y que todos los demás.

El reconocimiento y validación de logros, de las actitudes empáticas son indispensables para sentirnos parte de un grupo, sentirnos reconocidos y que valemos mucho más que el físico. El reconocer y ver al otro tal cual es, sin importar lo de afuera, sino lo de adentro, el dejar de catalogar a todos los que nos rodean porque no son lo que uno espera, porque no son como nosotros, eso es ser inclusivo. Todos tenemos miedos, manías, defectos, emociones, cualidades, virtudes, etc., pero muchas veces por enfocarnos en lo de afuera, por enfocarnos en parecer perfectos ante los demás, en criticar y juzgar antes de conocer al otro, ocasiona que nos perdamos de muchas personas maravillosas que pueden complementar nuestra vida.

Ser inclusivos como un estilo de vida aportará un bienestar al mundo y a la sociedad, pero sobre todo brindará a la niñez y adolescencia nuevas formas de relacionarse y de poder convivir saludablemente con los demás.